Examen de idoneidad

¿Quién dijo miedo? El examen de idoneidad que podría cambiar el futuro de 40.000 empleados en Argentina

El Gobierno de Milei lanza un examen de idoneidad para empleados públicos y promete despidos. ¡Descubramos qué hay detrás de esta medida!

En una jugada que ha levantado ampollas en el ámbito laboral, el Gobierno de Javier Milei ha decidido implementar un "examen de idoneidad" para evaluar a nada menos que 40.000 empleados públicos en Argentina. Manuel Adorni, vocero presidencial, no escatimó palabras al anunciar que esta modalidad, que será totalmente online, tiene como objetivo reducir la subjetividad en la evaluación de competencias. Aunque algunos celebran la medida como un paso hacia la transparencia, otros la critican como un intento de achicar el Estado.

Los empleados estatales deberán presentar sus habilidades y conocimientos para optar por la renovación de contratos en diciembre. Según el decreto 695/2024, ya se habían hecho modificaciones en el sistema de empleo público desde agosto, ahora la insistencia por un examen obligatorio añade una nueva capa de incertidumbre a la estabilidad laboral de miles. Como si se tratara de un concurso de talentos, este examen no solo espera evaluar la eficiencia sino también la competencia general de los trabajadores del Estado.

La línea de Milei parece ser clara: si no pasas, ¡adiós contrato! El gobierno está decidido a depurar el ambiente laboral, que según él adolece de ineficiencia y falta de compromiso. Muchos se preguntan si esto realmente traerá un ambiente de trabajo más eficiente o si simplemente generará un clima de inseguridad laboral. Lo cierto es que el resultado de este examen podría ser el comienzo del fin para algunos que, hasta ayer, pensaban que su puesto estaba asegurado.

A medida que la fecha del examen se aproxima, la preocupación entre los empleados crece. Algunos ya se han inscrito a cursos intensivos mientras que otros prefieren adoptar una actitud más relajada. Lo que para algunos son oportunidades, para otros son amenazas. Sea como fuere, el examen plantea una interrogante que trasciende las oficinas estatales: ¿estamos preparados como país para enfrentar un cambio profesional tan radical?

Interesantemente, en otros países como Nueva Zelanda, se implementan evaluaciones similares para asegurar que los empleados públicos cumplan con los estándares exigidos. Además, estudios recientes han demostrado que garantizar un gobierno más eficiente puede, a largo plazo, resultar en un significativo ahorro económico para el Estado. Así que, en medio de esta locura, quizás, solo quizás, estemos ante un cambio de paradigma que podría beneficiar a la administración pública y a los ciudadanos.