Conocé la historia de Otilia Acuña, la emblemática madre que nunca dejó de buscar justicia a los 104 años. ¡Un legado de valentía que nos inspira!
Otilia Acuña, histórica referente de Madres de Plaza de Mayo, falleció a los 104 años en la provincia de Santa Fe. Su vida estuvo marcada por el dolor tras la pérdida de su hija Nilda Elías, una docente y militante social asesinada durante la dictadura militar que azotó al país en 1977. Desde entonces, Otilia se convirtió en un símbolo de la lucha por los derechos humanos, reclamando justicia no solo por su hija, sino por todas las víctimas del régimen. Su voz resonó en marchas y actos, donde su determinación siempre fue palpable, transformando su dolor en un poderoso llamado a la memoria y la justicia.
En una de sus últimas apariciones en el ciclo "Para Conocernos", Otilia recordó el emotivo momento en que salvó las cenizas de su hija, un gesto que simboliza la perseverancia de las Madres que nunca se rindieron en su búsqueda de verdad y justicia. A pesar de que el tiempo no perdona, ella mantuvo su activismo hasta el final de sus días, siendo un faro de esperanza para muchas familias que enfrentaron el mismo horror de la desaparición forzada de sus seres queridos. Su legado trascenderá generaciones, un recordatorio potente de que la lucha por los derechos humanos es un deber cívico que nunca debe quedar en el olvido.
La vida de Otilia no solo fue una lucha personal, fue también un ejemplo de resistencia colectiva. A través de Maestras, organizaciones y movimientos sociales, su historia de vida habrá de inspirar a nuevas generaciones a seguir buscando justicia. El Concejo Municipal de Santa Fe la nombró ciudadana ilustre en 2002, no solo reconociendo su valía como madre y luchadora, sino también su incansable esfuerzo por el cambio social y político que tantas vidas ha costado en Argentina y el mundo.
La partida de Otilia Acuña deja un vacío difícil de llenar, pero también una invitación a continuar con su legado: la búsqueda incesante por verdad y justicia. Su vida nos demuestra que la memoria es una herramienta poderosa y que, aunque la muerte le haya querido arrebatar su voz, su espíritu de lucha permanecerá vivo en cada marcha, en cada reclamo. Recordemos siempre que, como ella, muchos otros han luchado por nuestros derechos y que nunca es tarde para hacer lo correcto y abogar por aquellos que ya no pueden hacerlo. Además, en un país donde la memoria todavía es un tema candente, la historia de Otilia es una de esperanza y resistencia. Sin duda, una vida digna de recordar.
Tenía 104 años y falleció en la provincia de Santa Fe. Hasta sus últimos días pidió Justicia por su hija, asesinada en la última dictadura militar.
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La militante por los derechos humanos había dedicado su vida a conmemorar a su hija Nilda Elías.
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Hasta el último de sus días pidió justicia por su hija Nilda Elías, desaparecida y asesinada en 1977 junto a su yerno Luis Ismael Silva.
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