Llegó a la hora acordada al lugar del encuentro. Había recibido las coordenadas del sitio por medio de un mensaje en el teléfono celular. Tenemos que ad...
Se habían apoyado en la pared; mantenían la distancia y los dos miraban hacia la ciudad que seguía su derrotero nocturno habitual. Volvió a mirar el mapa en la pantalla y entendió que debía entrar y subir las escaleras. La mirada que surgía de la penumbra era opresiva. -Nunca voy a olvidar tu expresión, el último día que nos vimos. El tiempo suele hacer estragos en las cosas y en la gente. Observó al sujeto que tenía en frente, apoyado en la balaustrada, como si esperara que la piedra sostuviera sus huesos. El aire estaba suspendido y rodeaba las dos figuras inmóviles. Aparentaba más edad de la que tenía. Tenemos que adaptarnos a la tecnología, pensó, mientras recorría los últimos metros hasta la esquina de Sarmiento y Mendoza. La ciudad se desplegaba a sus pies. Nadie esperaba en la esquina. la terraza.