El actor prefiere grabar todas las escenas de acción y extremas él mismo y estos son los motivos y los efectos que ha tenido en él.
Una cosa tienen en común todas las escenas que el actor graba: siempre está sonriendo. Algo que para él, es muy natural y que evidencia la pasión por trabajar duro que ha tenido desde pequeño, cuando hacía ventas puerta a puerta en su barrio. La escena, en cuestión, era saltar de un edificio a otro. A pesar de todo, decidió seguir con la escena. Muchas de ellas las ha repetido hasta 64 veces, como la escena de gravedad cero en un avión que filmó para La Momia. Con 25 años, comenzó a grabar sus propias escenas de riesgo, pidiendo que no existieran más dobles para ellas. A metros de altura y abajo, el vacío. Y es que desde que comenzó a rodar películas de acción en plena década de los 80, ha querido entrenarse y esforzarse lo suficiente para filmar él mismo todas las escenas más extremas. Cuando llega al final, salta, suelta la moto, y recorre metros y metros en el vacío, hasta que aterriza él solito con el paracaídas. Algo que siguió persiguiendo con 18 años, cuando empezó ir a audiciones. Probablemente, nunca tuvieran que volver a grabarla, pero eso no ha pasado, ni mucho menos, en todas Nunca mejor dicho en este caso, porque el actor neoyorquino siempre ha rodado todas las escenas de riesgo, sin ningún doble de luces.