Esta tarta regina es toda una explosión de sabores tradicionales, muy sabrosa y crocante. Está compuesta de hojaldre, crema pastelera y nata montada. Tres ...
Rellenamos el interior con un poco de crema de almendras y tapamos con los últimos 12 círculos de hojaldre. Por último pincelamos con yema de huevo y repartimos la almendra laminada por la superficie de los hojaldres. Cubrimos con los 12 aros de hojaldre y pincelamos de nuevo. Cortamos 36 círculos de hojaldre con un cortapastas de 6,5-7 cm y retiramos el interior de 12 de ellos con un cortapastas más pequeño, haciendo aros. Para que la base no crezca pinchamos toda la superficie con un tenedor y la cubrimos con papel vegetal y algo de peso -pueden ser unas legumbres viejas-. Para ello solo quedaría tostar las almendras en una sartén a fuego medio y montar la nata -bien fría- con el azúcar glas. Tanto hojaldre como crema pastelera se pueden preparar con antelación y, en el momento de servir, montar la tarta. Contar con un par de láminas de hojaldre en el congelador o en la nevera es altamente recomendable, pues nos puede sacar de más de un apuro. Con el resto de la masa cortamos tiras de, aproximadamente, un centímetro de grosor. Colocamos el aro para tartas sobre una bandeja de horno cubierta con papel vegetal y, en su interior, el disco de hojaldre. Dejamos enfriar antes de usar para rellenar la tarta. Pincelamos el contorno con huevo batido y colocamos encima una tira de hojaldre.