El cineasta franco-suizo era el último sobreviviente de la nouvelle vague, movimiento que supo trascender hasta ubicarse en un sitial único en la historia ...
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El “cineasta total de las mil vidas” tenía 91 años. Sus incursiones en temas tabúes y técnicas novedosas hicieron historia e inspiraron a sus sucesores ...
[En agosto de 2021, el país centroamericano se convirtió en el primero en darle curso legal a la criptomoneda. Desde mediados de los 60 se adentró en un cine muy político y experimental. [El equipo nacional se enfrentará a Guatemala y México el 24 y 27 de septiembre, respectivamente, en Estados Unidos](/america/colombia/2022/09/13/primera-convocatoria-de-nestor-lorenzo-como-tecnico-de-la-seleccion-colombia-fecha-y-hora-en-que-se-dara-a-conocer/)
El cineasta franco-suizo Jean-Luc Godard, uno de los padres de la Nouvelle Vague, murió este martes a los 91 años, anunció el diario Libération, ...
Desde mediados de los 60 se adentró en un cine muy político y experimental. Godard trabajó con los mejores actores de la época, como Belmondo, Alain Delon, Eddie Constantine, Jean-Pierre Léaud o Anna Karina, su musa durante la primera mitad de los años 60 y con la que estuvo casado durante algunos años. A partir de entonces alternó éxitos y fracasos de taquilla, aunque siempre fue muy respetado por los críticos y sus actores, y muy frecuente en las candidaturas a premios cinematográficos.
Fue uno de los referentes de la "Nouvelle Vague", movimiento que renovó el cine en la década del 60. Entre sus películas más conocidas se destacan "Vivi...
En 2010 presentó en Cannes "Film Socialisme" y en 2014 "Adiós al lenguaje", que obtiene el Premio del Jurado. Karina también participa en "Pierrot el loco" en 1965, otra vez con Jean-Paul Belmondo, una de sus obras maestras. En 1960 debuta con el filme "Sin Aliento", interpretada por Belmondo. En 2010, la Academia de los Óscar lo premió por su trayectoria. Su primera película fue "Al final de la escapada (1959)", protagonizada por Jean-Paul Belmondo y Jean Seberg. En 1987 recibió un César de honor por su carrera.
El director de cine franco-suizo Jean-Luc Godard, referente de la 'Nouvelle Vague', murió hoy a los 91 años, publicó la prensa francesa.
Godard ganó importantes premios cinematográficos europeos, incluido el Oso de Oro de Berlín por "Alphaville" de 1965 y el León de Oro de Venecia por "Nombre: Carmen" de 1983. El exministro de Cultura de Francia, Jack Lang, dijo esta mañana a la radio France Info que Godard era "único, absolutamente único... "El cineasta Jean-Luc Godard falleció el 13 de septiembre de 2022, anuncian su esposa Anne-Marie Miéville y sus productores.
"El cine es lo único que nos ha dado un signo. Los demás nos han dado órdenes. El cine es un signo para interpretar, para jugar con él, y hay que vivir con ...
Ahí, en el medio exacto, como el último de los cineastas, se encuentra entera la filmografía de un hombre que ha hecho de su trabajo una pregunta constante sobre el sentido del cine, sobre el sentido de sí mismo, sobre el sentido de nosotros. En la tarea titánica de reproducir un recuerdo (un minuto le lleva un minuto de memoria), el hombre se detiene necesariamente en el silencio. Lo que se acierta a ver en el cine que registra las manifestaciones, las discusiones políticas a pie de fábrica, los enfrentamientos con la policía o la actividad de los Comités de Acción no es un simple documento más o menos realista, más o menos testimonial. Entre el pasado y el presente de su oficio. En la época de internet y las descargas libres, un plano de un western clásico se mezcla con un gol (o casi) de Iniesta o un simple anuncio. De 1965 son Alphaville y Pierrot el loco.Masculino-Femenino, Made in USA, Dos o tres cosas que sé de ella y Anticipació" fueron rodadas en 1966 y La chinoise y Week-end"en 1967. Las imágenes extraídas de aquí y de allá se mezclaban en la superficie de la retina del espectador hasta disolverse el concepto de autoría. Fue un primer instante de espontaneidad a pie de asfalto para discutirlo todo: las reglas del montaje, el sentido de la ficción, los límites de la pasión, el poder de la imagen, la libertad, el ansia y la fiebre. El director de Ici et ailleurs se volvió a mostrar, en efecto, en un sitio y en otro. En su obra, el cine toma consciencia de sí mismo y de su lugar en el mundo; en cada una de sus películas, la imagen pierde la inocencia de su descubrimiento para adquirir la gravedad y culpabilidad de su destino, de su libertad y de su capacidad de resistencia. Se acabó la ilusión del cinematógrafo; adiós a la posibilidad de un imagen significativa. En la edición de Cannes de 2018 presentó su última película y, de su mano, apareció ante la prensa por última vez.
El cineasta de la Nueva Ola revolucionó las reglas del cine e influenció a cineastas desde Tarantino hasta Scorsese.
La actriz interpretó a una bailarina de un club nocturno que quiere un bebé en "Une Femme est une Femme" (Una mujer es una mujer) de 1961; una joven prostituta parisina en "Vivre sa vie" (Vivir su vida) de 1962; y una pandillera en "Bande à Part" (Banda aparte)en 1965. Su obra dio paso a una serie de películas aclamadas que reescribieron las reglas del cine, como "Le Mépris" (El desprecio), "Bande à Part" (Banda aparte) y "Alphaville". Godard revolucionó el mundo del cine en la década de 1960 con "À bout de souffle" (Sin aliento o Al final de la escapada), elogiada por François Truffaut, otro gran cineasta francés, como una película que "no se parece a nada" de lo que se había hecho previamente.
El director de cine franco-suizo Jean-Luc Godard, referente de la 'Nouvelle Vague', murió este martes a los 91 años, publicó la prensa francesa.
También fue reconocido con el César honorífico a su trayectoria profesional en 1987 y por su aporte a la cinematografía mundial en 1998.. Tras "Los carabineros" (1962) y "Ro.Go.PaG." También estaban en la película Belmondo y Jean-Claude Brialy. En 2010 rodó "Film Socialisme" (2010) y en 2014 "3x3D" y "Adieu au language" (Adiós al lenguaje), todo un manifiesto sobre su punto de vista acerca de la vida y el cine. En 1961 participó en el filme colectivo "Los siete pecados capitales" y en 1962 lanzó la impactante "Vivir su vida", con Karina como una prostituta con inquietudes espirituales, en la que introdujo textos literarios en pantalla, un fragmento de "La pasión de Juana de Arco", de Dreyer, y jugó con la música de Michel Legrand, que aparecía y desaparecía bruscamente. El realizador franco-suizo Jean-Luc Godard, referente ineludible de la "Nouvelle Vague", murió este martes a los 91 años dejando un legado en la historia del cine gracias a películas como "Sin aliento”, "Vivir su vida", "Pierrot el Loco", "Alphaville, un mundo alucinante", "La chinoise" y "Yo te saludo María".
Tenía 91 años y deja un legado único, marcado por la vanguardia y la pulsión rupturista. Su último trabajo es de hace solo 4 años y puede verse...
Vale apuntar en este segmento de su obra films como Tout va bien (Todo va bien, 1972, con Jane Fonda, fan de la Nouvelle Vague), donde un grupo de trabajadores toman una planta y secuestran a su patrón, o Comment ça va? Entre lujurias y represión Godard siguió haciendo cine y el mayo revulsivo de París sumó proteína a su militancia, que por entonces ya enfilaba al maoismo y derivó en lo que se conoce como, precisamente, etapa Mao del realizador. Lo que ocurrió en 1968 en las calles de la capital gala parece haber sido, en parte, la germinación de las semillas de una anarquía dirigida, apuntada en cuadernos pero que, de forma paradojal, obró como guion de la revuelta juvenil del ´68. 16 piezas fílmicas algunas de las cuales son clásicos del cine francés y del universo todo: Une femme est une femme (Una mujer es una mujer, 1961), Vivre sa vie: Film en douze tableaux (Vivir su vida, 1962), Le mépris (El desprecio, 1963), Alphaville, une étrange aventure de Lemmy Caution (Alphaville, 1965). El tipo iba con algunas ideas anotadas a mano en una libreta o cuaderno y se lanzaba a la faena. Nació y murió en París, Francia, su hogar, su lugar de discusión permanente, la cuna de sus obsesiones y sus logros.
El director franco suizo, emblema de la Nouvelle vague, dirigió títulos como 'Al final de la escapada', 'Pierrot el loco' y 'Alphaville'
Tal fue su influencia que ese mismo año el Festival de Cannes fue suspendido tras las interrupciones en las proyecciones llevadas a cabo por Godard, Polanski , Truffaut y otros artistas, en apoyo y solidaridad al movimiento. El cineasta siguió colaborando con sus compañeros de la Nouvelle Vague, que incluyó otros nombres como Agnès Varda y Alain Resnais. La cinta rompió moldes al proponer una nueva forma de rodar, caracterizada por ser con cámara en mano, iluminación natural, sonido directo, diálogos improvisados, el uso de los planos secuencia y las elipsis o jump cuts en la edición, con los rompieron con el montaje tradicional.
En 1987 recibió un César de honor por el conjunto de su carrera, y la Academia de los Óscar hizo lo mismo en 2010. El Festival de Cannes le otorgó también una ...
Se deja llevar por los vaivenes de la experimentación, y en 2018 estrena "El libro de imágenes" consagrado en gran parte al mundo árabe, con citas en off. Sus ideas políticas se radicalizan progresivamente, toma partido por la lucha armada de los palestinos y crea polémica. Llega el vendaval de mayo de 1968. La guionista Anne-Marie Miéville se convierte en su nueva pareja. En 1971 sufre un grave accidente de moto. El Festival de Cannes le otorgó también una Palma de Oro especial en 2018. En los años 1950 consigue hacerse un nombre en los círculos cinéfilos, junto a François Truffaut, Eric Rohmer o Claude Chabrol. Otra frase para la posteridad: "el cine no escapa al paso del tiempo. Su familia prefiere perderlo de vista. Sus padres se divorcian, su madre fallece en 1954. Durante décadas, su estilo osciló entre la experimentación absoluta y los grandes éxitos de taquilla. Cuando mira la televisión, baja la cabeza", dijo en una ocasión.
El director francés filmó a lo largo de su vida más de cien filmes. En esta nota, algunas de las más representativas de una obra que fue siempre más allá de ...
En un mundo cada vez más digital, Adiós al lenguaje parece ser la carta de despedida de un cineasta que interrogó desde siempre lo que hay detrás de las imágenes. Con escenas de falso documental y un uso de la performance, Godard desnuda los artificios cinematográficos a modo de ensayo cine político, o de cine realizado políticamente. La película se desarrolla en doce cuadros numerados, cada uno de los cuales enumera lo que vamos a ver y a quién, a la manera de una novela del siglo XIX, y cada plano cuidadosamente estudiado cuestiona la naturaleza del propio cine, la apariencia y la realidad, y cómo percibimos el mundo. De esta película se ha dicho que contiene el primer plano más bello de la historia del cine, aquel donde Anna Karina llora mientras ve en una sala La pasión de Juana de Arco, de Carl Theodor Dreyer. Imposible elegir unas pocas películas de Jean-Luc Godard, un cineasta en búsqueda permanente que probó con casi todas las formas del séptimo arte y que a lo largo de más de seis décadas jamás se cansó de filmar, mucho menos de reflexionar sobre la imagen cinematográfica. Más allá de una trama convencional, inspirada en el cine negro norteamericano, son las formas cinematográficas donde se basa su novedad y su frescura aún vigente.
Desde su opera prima "Sin aliento" (1959) hasta "El libro de la imagen" (2018), el cuerpo de su obra es inmenso -más de un centenar de películas y video...
Y a ese film le siguió su último largometraje, El libro de imagen (2018), que volvió a confirmar que el cine de Godard siempre fue una máquina de pensar. Elogio del amor (2001) y Notre musique (2004) son dos puntos altos de Godard en el nuevo siglo, como lo será luego Film socialismo (2010), presentado en competencia en el Festival de Cannes, en ausencia deliberada de su autor, que decidió estrenarlo gratuitamente en redes al mismo tiempo que en la Croisette. Pero su genio le impediría fosilizarse y continuó explorando nuevas posibilidades a partir de lo que se denominan “Los años Mao” (1966-1973), signados por su radicalización política, que como no podía ser de otra manera también fue acompañada de una radicalización formal. Esta eterna preocupación por la relación entre las palabras y el cine llevó a Godard a realizar Adiós al lenguaje (2014), realizado en el formato 3D y como tal una verdadera escultura audiovisual en tres dimensiones, un maravilloso objeto conceptual, muchas veces críptico pero también deslumbrante en sus revelaciones. De este período es también el escándalo que provocó su película Yo te saludo, María (1985), versión contemporánea de la historia del milagro de la concepción, que desató un desproporcionado ataque del Vaticano y la Iglesia Católica, que condenó en todo el mundo la película sin siquiera haberla visto, boicoteando de esa manera su difusión. Entre medio de este proyecto colosal, en muchos sentidos, Godard se permite seguir filmando largometrajes insumisos protagonizados por grandes estrellas del cine francés, que se abandonaban a sus ideas y exigencias: Alain Delon en Nouvelle vague (1990) y Gérard Depardieu en Hélas pour moi (1993). Pero a partir de Le Gai Savoir, rodada durante los acontecimientos de mayo de 1968, y rechazada por la cadena de televisión que había comisionado la película, Godard vuelve a repensar no sólo su cine sino también su relación con las fuentes de financiamiento y de explotación de sus películas. Justamente, el período siguiente en su obra se denomina “Los años video” (1973-1979), también conocido como “Los años Mieville”, a partir de su relación con la realizadora suiza Anne-Marie Mieville, con quien entabla una relación de trabajo y de pareja que duraría décadas. En resumen, uno que deseaba hacer cine y otro que quería dejarlo, era intentar construir una nueva unidad hecha de dos contrarios, según el concepto marxista, y de esta forma intentar constituir una nueva célula que no hiciera cine político, sino que intentara hacer políticamente cine político, lo que es bastante distinto de lo que hacían los restantes cineastas militantes”. Eso exactamente fue lo que hizo Godard desde un primer comienzo, en lo que se denomina “Les années Karina” (1960-1966), marcados –casi siempre- por la presencia frente a cámara de su primera esposa y actriz fetiche “Godard siempre ha dicho que filma cada película contra la anterior”, afirmó en 2020 la historiadora del cine Nicole Brenez, profesora en la Sorbona y especialista en la obra de Godard. A la par de esos textos que celebraban tanto la modernidad de Roberto Rossellini y de Ingmar Bergman como el lirismo de Nicholas Ray y la geometría de Jerry Lewis, Godard hizo entre 1954 y 1958 un puñado de rudimentarios cortometrajes en complicidad con Francois Truffaut y Eric Rohmer.
El cineasta franco-suizo, fallecido este martes a los 91 años, recurrió a esta práctica autorizada en Suiza.
Desde mediados de los 60 se adentró en un cine muy político y experimental. Fue uno de los directores más provocadores del mundo en Europa, comenzando en 1960 con su ópera prima “Sin aliento”. “No estaba enfermo, simplemente estaba agotado”, precisó una persona cercana a la familia al citado medio.
El cineasta franco-suizo Jean-Luc Godard, uno de los padres de la *Nouvelle Vague*, murió este martes 13 de septiembre a los 91 años.
Godard rechazaba el estilo convencional de narración y en su lugar empleaba cortes frecuentes que alternaban discusiones filosóficas con escenas de acción. La Nouvelle vague es un movimiento de reacción contra las convenciones y estructuras presentes en el cine de masas de ese momento, estos nuevos realizadores postularon como máxima aspiración la libertad de expresión, y la libertad técnica en la producción fílmica. Godard es considerado uno de los miembros más influyentes de la Nouvelle vague («nueva ola» en francés).
Quentin Tarantino nunca ha sido opaco para reconocer que ha aprendido y tomado prestado de muchos pioneros a lo largo de su carrera. Él mismo ha citado a...
Creo que eso es lo que es Godard, al menos para mí, como cineasta”. Tal era la devoción del americano que Incluso nombró a su productora en honor a la icónica 'Bande à part', conectando con cómo este había liberado al cine de las costumbres tiránicas del realismo y lo había hecho inherentemente más cinematográfico. Godard fue tan influyente para mí al comienzo de mi estética como director... “Ese es un aspecto de Godard que encontré muy liberador: películas que se comentan sobre sí mismas, películas e historia del cine. Pero uno de los cineastas sobre los que más ha hablado es [Jean-Luc Godard](https://www.espinof.com/tag/jean-luc-godard), impulsor de la [Nouvelle Vague](https://www.espinof.com/tag/nouvelle-vague) y uno de los nombres más influyentes del cine mundial, que ha fallecido a los 91 años de edad [The Art of Pauline Kael](https://www.youtube.com/watch?v=vb7oUEVjFjo)' del festival de Berlin en 2019.
Emblema de la Nouvelle Vague, su acercamiento al cine fue primero como crítico y luego como director. Una selección de cinco de sus grandes hitos.
Todas las obsesiones de Godard están presentes, pero con una misteriosa cualidad poco frecuente en su cine: el pesimismo brilla por su ausencia, y en su lugar hay secuencias pletóricas de hermosura y algún que otro indicio de consuelo para el porvenir. En efecto, la escena en la que Karina y Eddie Constantine quedan unidos por la luz y la sombra mientras se escucha una poesía es la secuencia más hermosa de toda la filmografía de Godard. Alphaville, un mundo alucinante (1965): la complejidad de la trama es directamente proporcional a la belleza y la lucidez que tiñe la totalidad de la película. Siempre se hablará de los jump cuts, esos saltos en el montaje en los que la acción continúa en el mismo lugar (invención que parece extrapolada de los saltos de púa en un vinilo), del empleo de los colores y de tantas otras piruetas formales que prodigaron placeres visuales innegables. La novela homónima de Alberto Moravia que inspira la película es un bosquejo sobre el cual Godard inviste todas sus obsesiones, incluyendo acá, detrás y delante de cámara, el problema de la adaptación literaria. En la ontología digital de la imagen intuyó una posibilidad expresiva con la que se podía retomar la relación del cine con la pintura. Siempre se recordará la cantidad de ideas sonoras que ya estaban presentes en Vivir su vida (1962), El soldadito (1963) y El desprecio (1963), cuya sofisticación será absoluta en las últimas películas de la era digital. Su observación microscópica sobre la agrupación de planos y lo que sucedía en estos facilitaba asir de inmediato su énfasis respecto de la equivalencia entre el hecho de filmar una película y el acto de escribir sobre ella. En el preciso momento en que el cine mutaba hacia su período moderno, se funda en 1951 Cahiers du Cinéma, la revista que determinó una forma de escritura y una valoración no solamente de los autores, sino del cine como arte, y no justamente menor. La sonrisa del cineasta en el epílogo, llegando a la conclusión de que creía en el cine sin más, y equiparándose con los niños que no necesitan tener una razón para creer, será una memoria cercana para empezar un duelo en el que ya se advierte un déficit irremediable. En las páginas de la revista de tapas amarillas se fraguó un lugar del cine para la historia y una forma de pensar sobre él. Todo lo que Godard glosa en Historia(s) de cine (1989) es la amalgama que existe entre realidad e imagen, o entre Historia y cine.
Lideró la “Nouvelle Vague” francesa con films como “Sin aliento”, “Pierrot el loco” y “El desprecio”.
No sería justo olvidar titulos posteriores como “Tout va bien” (1972), “Sauve qui peut, la vie” (1981), “Prénom: Carmen” (1983), “Detective” (1985), e inclusive “Nouvelle vague” (1990), que hizo con Alain Delon. Antes de 1968, año que trastrocó la vida en Francia, todavía estrenó otros grandes títulos, como “Masculino Femenino” (1966), que se repuso hace poco en cines de la Argentina. En esta película, cuyas osadías formales empiezan desde los créditos iniciales, que son orales y no escritos, Godard planteó no sólo las relaciones entre Hollywood y la pantalla europea, sino también gran parte de su credo cinematográfico en frases que hoy se han vuelto casi lugares comunes: “la fotografía es la realidad, y el cine es la realidad a 24 fotogramas por segundo”, “la posición de la cámara es una elección moral”, “una película tiene que tener principio, desarrollo y final, pero no necesariamente en ese orden”, etcétera. La política, antes del 68, empezó también a encontrar espacio en su obra, como en “El soldadito” (1963), una corrosiva mirada sobre la guerra en Argelia. Sus películas de los 60 fueron, también, un novedoso canal para la cultura libresca francesa, ya que en ellas nunca dejaba de citar autores clásicos o modernos, ya fuera a través de sus personajes (Belmondo, en otra de sus películas, “Pierrot el loco”, leía en voz alta la “Historia del arte” de Elie Faure en la bañera), ya fuera como frases sobreimpresas en el film. Godard no: a medida que pasaban los años, más se aferraba a la abstracción de sus formas cinematográficas, a autocaricaturizarse en películas como ese “Rey Lear” (1987) ambientado después de Chernobyl, que hizo con Norman Mailer como coguionista y Woody Allen como protagonista.
El director franco-suizo se internó en las grabaciones de Beggars Banquet (1968), retratando las dinámicas de la banda en sus últimos meses con Brian Jones.
Nunca volverían a cruzarse los caminos de Godard y la banda, que tendría gran éxito con aquel séptimo disco y perdería un año después a Brian Jones. Godard se enteró de que el productor había realizado modificaciones cuando el largometraje se mostraría en el Festival de Cine de Londres. La primera, rebautizada como Sympathy for the Devil, terminaba con la interpretación del tema principal de la agrupación británica, otorgando una perspectiva concluyente a una obra que Godard siempre imaginó como abierta y con notas de ambigüedad. El proceso incluyó un incendio en los estudios Olympic de Londres, una pelea del cineasta con el productor de la película y los reproches del autor de Sin Aliento a Mick Jagger y compañía. Exuberante, dispar, la película responde irrestrictamente a las pulsiones de su autor, lanzado a romper con todos las formas hegemónicas, en este caso el del documental musical. Fiel a su espíritu, se negó a realizar un documental de música del montón y creó una pieza que dialoga con los vientos revolucionarios de la época.