Se trata de una pistola Bersa modelo Lusber 84 de calibre 32 que se dejó de fabricar hace más de 40 años.
Una es que haya un problema en el fulminante, que es el círculo del medio en la munición. Es decir que quizás el tirador trató de cargarla a escondidas, hizo el movimiento con la corredera y, cuando fue a disparar, no tenía bala en la recámara. El peso es de un poco más de 500 gramos sin cargador, El largo del cañón es de 90 mm. Mi especulación es que si el arma estaba así en el momento del disparo, podría explicarse la ausencia de bala en la recámara, ya que al ciclar la corredera no se habría alimentado el proyectil. También puede pasar que, si el arma está muy desgastada, haya problemas en la aguja percutora, que es la pieza que va por dentro y que hace detonar la munición. Si al no hay bala en la recámara, uno aprieta el gatillo y no pasa nada. De hecho, el calibre 32 es considerado un calibre marginal desde hace tiempo en términos de defensa. Lo que ocurrió es que ese trámite salía más caro que la pistola en sí y mucha gente prefirió no hacerlo. La primera bala tiene que ser ingresada en la recámara de forma manual. En general, las Bersa de calibre pequeño son consideradas de bastante buena calidad en los Estados Unidos. Por el momento, la Policía Federal no puede asegurar de manera “oficial” que el arma no disparó porque no había una bala en la recámara. El modelo Lusber 84 que portaba Sabag Montiel, como todas las pistolas, para ser disparadas debe tener una bala en la recámara.